Sobre primitivismo, anarquismo y estatismo
La sociedad no es que sea algo impuesto en el sentido de que antes no existiese. El ser humano es un ser social en su estado natural, otra cosa es cómo se desarrolla el proceso de inscripción en el ser social, esto es, la organización social. Los liberales tipo Locke conciben al individuo aislado que se asocia para vivir en sociedad; esa ya es una visión alienada; quiero decir, representacional, un proyecto que presupone cosas que no analiza. En el mismo error cae el primitivismo como nostalgia de una época dorada en la que las condiciones de dominación eran otras; por ejemplo en la sociedades que no eran nómadas, la tierra. No todo era risión y frugalidad en las sociedades de cazadores-recolectores. Además, a los primitivistas que conozco, da la casualidad que no durarían una semana sin valirse del actual sistema tecnológico-industrial. Por otra parte, la crítica primitivista al estado de cosas actual conlleva aspectos positivos que contrarrestan los aspectos ridículos que llegan a adoptar algunos de sus militantes. Pero como ya han dicho aquí, tal crítica no es muy concluyente con la organización, ni analiza los motivos que engendraron los Estados de una forma seria.
Últimamente el anarquismo parece que también ha descuidado su crítica al Estado; sobre todo en lo que respecta al tema de la autodefensa en caso de llegar a acabar con algún Estado -ya sabemos que la lucha debe ser internacional. No se suele reparar en qué máquina de guerra puede combatir la reacción del Estado y defender los avances logrados. Y eso es algo crucial (en otra ocasión hablaremos de ello).
Por otro lado, la disputa Anarquismo/Primitivismo la veo reaccionaria y contraproducente, y siento que suele venir promovida principalmente por los que se dicen primitivistas que parecen querer reducir la alternativa anarquista a su particular visión del mundo (insisto igualmente en que sus teorías tienen aspectos positivos). Creo que es mejor evitar en lo que se pueda discusiones estériles que crean falsos problemas y nos impiden actuar y atender a los problemas reales más inmediatos. Y así me parece porque no puedo dejar de ver en tales discusiones cómo la división del trabajo (y la consiguiente del intelecto) intoxica los movimientos de liberación y contribuye a dividirlos, cuando deberíamos poner las menos trabas posibles para trabajar por la unión de todos los revolucionarios. Por eso tales divisiones me parecen algo más que simples diferencias dentro del anarquismo.
Cuelgo a continuación un trabajo sobre un texto en el que se habla de la formación de las diferentes organizaciones sociales. El texto está aún lastrado de aparato académico, pero creo que merece la pena leerlo por el análisis que hace del proceso de formación social:
Inscripción territorial, despótica y capitalista en las sociedades salvajes, bárbaras y civilizadas.
Se pone en duda la inocencia para hacer historia universal, ya que lo universal es, al fin y al cabo, cuerpo sin órganos y producción deseante. Se impone para tal fin el análisis de toda la historia anterior en base a la capacidad descodificadora y desterritorializadora de las formas sociales anteriores al capitalismo. Si el capitalismo es la verdad universal, lo es en el sentido de que es el negativo de todas las formaciones sociales; la descodificación generalizada de los flujos que permite comprender a la contra el secreto de todas estas formaciones, codificar los flujos, e incluso sobrecodificarlos antes de que algo escape a la codificación. De este modo, las sociedades primitivas no están fuera de la historia, sino que es el capitalismo el que está en el fin de la historia, siendo el resultado de una larga historia de contingencias y accidentes, y provoca el advenimiento de este fin. No podemos tampoco decir que las formaciones anteriores no lo hayan previsto, pues ha llegado de fuera a fuerza de subir desde dentro.
Codificar el deseo es el quehacer del socius. La máquina territorial es la primera forma de socius; la máquina de inscripción primitiva que cubre un campo social. La sociedad no es en primer lugar un medio de intercambio en el que lo esencial seria el circular o hacer circular; la sociedad es un socius de inscripción donde lo esencial radica en marcar o ser marcado. La catexis colectiva de órganos conecta el deseo con el socius y reúne en un todo sobre la tierra la producción social y la producción deseante. La esencia del deseo es la libido; pero cuando la libido se convierte en cantidad abstracta, el ano elevado y con retiro de las catexis, produce las personas globales y los "yo" específicos que sirven de unidades de medida a esta misma cantidad. De este modo, la crueldad es el movimiento de la cultura que se opera en los cuerpos y se inscribe sobre ellos labrándolos, (esto no tiene nada que ver con una violencia natural o de cualquier tipo que se encargaría de explicar la historia del hombre).
En el socius primitivo, la máquina territorial segmentaria conjura la fusión con la escisión e impide la concentración de poder al mantener los órganos de la jefatura en una relación de impotencia con el grupo. Los pueblos salvajes actúan como si presintiesen la ascensión del Bárbaro imperial Que, sin embargo, llegará de fuera y sobrecodificará todos sus códigos. Aunque el mayor peligro radicaría en una dispersión, una escisión tal que todas las posibilidades de código fuesen suprimidas. La máquina primitiva no ignora el intercambio, el comercio y la industria; los conjura, los localiza, manteniendo al mercader y al herrero en una posición subordinada, para que flujos de intercambio y de producción no vengan a romper los códigos en provecho de sus cantidades abstractas o ficticias. Así pues, el problema fundamental del socius primitivo es el de la inscripción, el del código y la marca. Toda la estupidez y arbitrariedad de las leyes, todo el aparato perverso de la represión y la educación, sólo tienen el sentido de marcar al hombre, volverlo capaz de alianza, formarlo en la relación acreedor-deudor que es asunto de la memoria.20(la nota 20 está al final) Se contrae deuda con el poder del significante que se establece en la representación territorial. La deuda proviene directamente de la inscripción del socius; y esta deuda se ha ido refinando con la aparición de las primeras sociedades estatales. La instauración de la máquina despótica o del socius bárbaro puede ser resumida del siguiente modo: nueva alianza y filiación directa. El déspota recusa las alianzas laterales y las filiaciones extensas de la antigua comunidad. Impone una nueva alianza y se coloca en filiación directa con el dios: el pueblo debe seguir. Esto se analiza a través de la gran máquina paranoica y la nueva máquina célibe en tanto que instala el triunfo de la nueva alianza. El déspota es el gran paranoico. Lo que define a la paranoia es el poder de proyección que tiene. Su fuerza para volver a partir desde cero, de objetivar una completa transformación. Por primera vez se retira de la vida y de la tierra algo que va a permitir juzgar la vida y sobrevolar la tierra; tal es el principio del conocimiento paranoico.
Existe en principio cierta dialéctica entre la formación bárbara y la formación salvaje. En la formación bárbara el cuerpo lleno como socius ya no es la tierra, sino el cuerpo del déspota, la figura, el déspota mismo o su dios. Las prescripciones y prohibiciones que proyecta el déspota, a menudo le vuelven casi incapaz de actuar; lo convierten en un cuerpo sin órganos. Él es la única casi-causa, la fuente y el estuario del movimiento aparente que forma la nueva máquina social que lo rodea. La muerte del sistema primitivo siempre llega del exterior; la historia es la de las contingencias y la de los encuentros. Pero esta muerte que viene de fuera es también la que subía de dentro: la irreductibilidad general de la alianza a la filiación. El Estado no es primitivo, es la esencia abstracta originaria que no se confunde con el comienzo. La sobrecodificación destituye la tierra en provecho del cuerpo lleno desterritorializado y, sobre este cuerpo lleno, vuelve infinito el movimiento de la deuda. Tenemos aquí la versión más original, menos deportiva, del origen del estado Nietzsche a través de Ortega.
La representación territorial está formada por dos elementos heterogéneos, voz y grafismo: uno es como la representación de palabra constituida en la alianza lateral, el otro como la representación de cosa instaurada en la filiación extensa. Lo reprimido es el cuerpo lleno como fondo de la tierra intensa, que debe dar sitio al socius en extensión al que pasan o no pasan las intensidades. El socius primitivo se cubre con una red en la que no se cesa de saltar de las palabras a las cosas, de los cuerpos a las denominaciones.
Sin embargo, en el socius bárbaro, el grafismo no funciona independientemente de la voz como en el salvaje, sino que el lenguaje gráfico se ajusta a la voz, subordinándose a ella. Surge así un significante despótico que regirá toda la codificación buscando la identidad entre los flujos y su significancia imperial. Surge aquí la deuda infinita para con el Significante, pues éste se introduce en la supuesta estructura del inconsciente; tal es lo que cree Lacan. La subordinación de la voz a la escritura lleva al sistema de la simulación, pues el inconsciente, si es algo, es producción deseante, siendo el imperio del significante posterior a su producción y no anterior. De este modo, el significante despótico nos aleja de la independencia del lenguaje gráfico respecto a la voz, lo que nos condena a cierto impenitente idealismo.
El estado despótico originario no es un corte como los otros. De todas las instituciones, es tal vez la única que surge ya montada en el cerebro de los que la instituyen. Por ello desde el marxismo no se sabía muy bien qué hacer con ella, pues no entra en los cinco famosos estadios: comunismo primitivo, ciudad antigua, feudalidad, capitalismo, socialismo.
Lo que el Estado despótico corta y sobrecodifica es la máquina territorial, a la que reduce a la idea cerebral. El Estado es deseo que pasa de la cabeza del déspota al corazón de los súbditos, y de la ley intelectual a todo el sistema físico que en él se origina o se libera. Deseo del Estado, la más fantástica máquina de represión todavía es deseo.
Tras este gran movimiento de desterritorialización producto de la sobrecodificación del Estado despótico, aparece otro gran movimiento, el que se va a realizar por descodificación de los flujos. Esta descodificación hace que el Estado despótico recodifique continuamente los flujos, y lo hace hasta el punto de que no desaparece fácilmente con la emergencia del capitalismo, pues aparece en nuevas formas continuamente, para reprimir los flujos desatados en la descodificación. La máquina despótica es sincrónica, mientras que la máquina capitalista es diacrónica, los capitalistas surgen uno tras otro en una serie que funda una especie de creatividad de la historia, fundando un tiempo esquizoide del nuevo corte creativo. Pero el capitalismo no empieza hasta que el capital se apropia directamente de la producción, y el capital mercantil y el capital financiero ya no son más que funciones específicas correspondientes a una división del trabajo en el modo capitalista de la producción en general. Es la conjunción de los flujos descodificados lo que convierte al capital en el nuevo cuerpo lleno social, mientras que el capitalismo financiero y comercial bajo sus formas primitivas se instalaban tan sólo en los poros del antiguo socius, del cual no cambiaba el modo de producción anterior. Antes de ser montada la máquina capitalista, la mercancía y la moneda operan una descodificación de los flujos por abstracción, y la máquina capitalista empieza cuando el capital cesa de ser un capital de alianza para volverse filiativo. De este modo, el fenómeno fundamental capitalista es la transformación de la plusvalía de código en plusvalía de flujo. Así se entiende que la crisis sea el medio inmanente al modo de producción capitalista. Y la civilización se define por la descodificación y desterritorialización de los flujos en la producción capitalista.
Pero hay que evitar identificar los flujos capitalistas y los flujos esquizofrénicos, bajo el tema general de una descodificación de los flujos del deseo. Ciertamente, su afinidad es grande, pero es difícil explicar que la producción capitalista no cesa de detener el proceso esquizofrénico, como si viese en dicho proceso la imagen de su propia muerte llegada desde dentro. En lugar de hacer del esquizofrénico el héroe representante de la sociedad capitalista, ésta lo encierra en hospitales e internados creando así la decadente imagen del esquizo artificial. Efectivamente, con la máquina capitalista se inaugura una época de cinismo hasta entonces nunca conocida, pues todo se acepta menos el reconocimiento de los movimientos perversos de la economía mercantil ahí donde engaña, roba o mata para hacer de ello luego leyes económicas. El cinismo, característico y en sus formas más perversas en la actualidad, pretende el escándalo allí donde no lo hay, y también pretende pasar por audaz sin audacia, rasgo típico de la pestilente burguesía, vil y a la par envidiosa de aspectos culturales del proletariado al menos cuando éste aún sabía trabajar.
Nota20: El sujeto es reducido a su memoria, siendo esta especificidad la que se revele como la estrategia de sujeción genuina de las sociedades capitalistas. Porque al mismo tiempo que no deja de insistir en esta
memoria-identidad, reflejo de la liberación burguesa que hace del individuo sujeto de derecho y soporte de iniciativa privada, reconoce que la memoria es fruto de la educación y un fenómeno casi
completamente artificial. Así, la especificidad mnémica que construye al sujeto no será por tanto sino el instrumento ideológico del que se sirve el Estado capitalista para alimentar el haz de ilusiones que le permite asegurar su reproducción: desde la noción de soberanía popular, hasta la formación de nuevos criterios epistemológicos y jurídicos de Verdad. Se convierte así la memoria en una mnemotecnia del poder; que consiste en la facultad no de recordar sino de olvidar ciertas cosas, por ejemplo que al hombre le han robado sus condiciones de vida creando además el sentimiento de deuda infinita para con la burguesía. En la medida en que el sujeto no existe fuera de la memoria fuera, pues, de su función- la
memoria sigue siendo el único vehículo, la única arma de que dispone el sujeto para la rebelión; incluyendo la más importante: la rebelión contra sí mismo en cuanto que función de una positividad otra.
Por ese motivo el poder, día a día, se lanza con sus medios a la expropiación de nuestra memoria, combinado con la destrucción sistemática de la educación. Nos expropia así de nuestras condiciones de
rebelión, ¿cómo recuperarlas?
4 Comments:
El primitivismo va mucho más allá de los 10.000 años que llevamos esclavizados por la tierra, la nostalgia es más profunda, tiene sus raíces en los 2 millones de años en qué vivimos sin cultivar, sin simbolismos, sin alienación, simplemente siendo parte de la naturaleza, en la paz y el climax que los místicos de ayer y hoy se empeñan en reencontrar... la nada, el todo, el mundo y nosotros, nada más...
Buf, a parte de esto, ahora voy a leerme el texto académico. Por lo de los primitivistas urbaitas estoy de acuerdo, nos haría falta un cursillo de boy scouts como poco.
Buen blog el tuyo, te likaré si me permites... hasta luego
Bueno, quizá no dos millones de años pero si 500.000, que no son pocos
gracias por el comentario.
en teoría esto lo debería de llevar más de una persona, así que disculpen la falta de actualización.
saludos
Bonjour, gritodelavida.blogspot.com!
[url=http://farmaciacialis.fora.pl/ ] cialis [/url] [url=http://cialisfarmacia.fora.pl/ ]comprar cialis [/url] [url=http://medicocialis.fora.pl/ ] cialis [/url] [url=http://cialisbarata.fora.pl/ ]vendo cialis online[/url] [url=http://escialisonline.fora.pl/ ]comprar cialis online[/url] [url=http://cialismasbarata.fora.pl/ ]venta de cialis en espana[/url]
Publicar un comentario
<< Home